Antropología de la ciudad

Escribir
que la ciudad es como un palimpsesto es ya un lugar común. Sin embargo, el
símil sigue resultando eficaz, pues las urbes admiten, en efecto, muchas
lecturas superpuestas y ensayadas desde enfoques tan diversos como complementarios.
De ahí que la historiografía sobre la ciudad consista, realmente, en un arte de
leer y de interpretar, es decir, en una suerte de hermenéutica.
Los dos
libros aquí reseñados tienen diferente carácter, pero comparten su ambiciosa
vocación interpretativa. El primero de ellos es un clásico, y fue compuesto por
Lewis Mumford, sin duda uno de los grandes críticos de arquitectura del siglo
XX, pese al olvido parcial que, sobre todo en España, ha sufrido en las últimas
décadas su obra. La ciudad en la historia, publicado por primera
vez en español gracias a la joven editorial Pepitas de Calabaza (que también ha
reeditado otras obras señeras de Mumford, reseñadas ya en estas páginas), es un
libro de aliento épico. A lo largo de sus 1.160 páginas da cuenta de lo que, a
juicio de su autor, es el mayor invento de la civilización humana, respondiendo
a preguntas tan relevantes como difíciles —¿Qué es la ciudad? ¿Cómo surgió?
¿Qué procesos promueve, qué funciones desempeña, qué propósitos cumple?— desde
un enfoque holístico en el que las cuestiones políticas y religiosas se
entreveran con las sociales, las técnicas y las medioambientales, y todo desde
la singular perspectiva de Mumford, cuyo irrenunciable humanismo se agradece
aún más en nuestros tiempos.
También se
agradece que el libro esté ilustrado con bellas imágenes glosadas por su autor
(que, lamentablemente, por mor de compaginarlas con sus jugosos comentarios,
resultan muy pequeñas respecto de las de las ediciones inglesas), y que la
prosa de Mumford, muy bien traducida, sea tan ágil y exacta cuanto moderna,
habida cuenta de que el libro fue publicado por primera vez en 1961. El tiempo
no ha pasado tampoco por los argumentos de este texto imperecedero que, no en
vano, comienza con el ejemplo de una ciudad concebida simbólicamente como un
mundo y termina con el de un mundo convertido ya en ciudad, anticipando así
nuestra globalización.
El segundo
de los libros reseñados, La ciudad: inscripción y huella, es fruto
de un enfoque menos centrado en lo técnico y político que en lo antropológico.
Influida, sin duda, por la perspectiva de Richard Sennett y, sobre todo, de
Joseph Rykwert, su autora, Marta Llorente —profesora de Antropología de la
Ciudad en la ETSAB— explica, en las casi trescientas páginas de un libro por lo
demás sobriamente ilustrado y diagramado, la sucesión de ocho escenarios
urbanos agrupados en dos partes que corresponden, a grandes rasgos, a la ciudad
antigua y a la moderna. Entre ellos, destacan los dedicados a la urbe cristiana
—con sus pertinentes menciones a la Inquisición y, en general, a la exposición
pública del castigo— y los que tratan la relación entre la literatura y lo
urbano, así como la imaginería de la devastación de la ciudad moderna, aspectos
todos ellos sobre los que la historiografía hasta el momento ha pasado más bien
de puntillas, pero que son una capa elocuente de ese palimpsesto que es la
historia urbana.
La ciudad en la historia
Sus orígenes,
transformaciones y perspectivas
Lewis Mumford
Pepitas de calabaza,
2012
La ciudad: inscripción y
huella
Escenas y paisajes de la
ciudad construida y habitada,
hacia un enfoque antropológico de la historia
urbana
Marta Llorente
Editorial UPC, 2011
Publicado
originalmente con el título “Pensar por capas. Dos historias de la ciudad” en Arquitectura
Viva 147 (2012).