Oscar Tusquets, las virtudes del ego

Oscar Tusquets tiene el don de
atrapar al lector. No se trata de que lo que cuenta resulte interesante casi
siempre y muchas veces ameno, ni tampoco de que su lenguaje tenga la riqueza
necesaria para describir cosas muy complejas sin perder por ello la frescura de
la lengua hablada. Se trata de que Tusquets tiene una voz propia, una voz
reconocible en cuanto se abren sus libros, una voz que te lleva de un tema a
otro al albur de los gustos del autor, y que garantiza la coherencia del relato
precisamente por ser tan personal. En este sentido, quienes gustaran de la voz
curiosa e irónica de Tusquets en Todos es comparable o Más que discutible,
es casi seguro que disfrutarán de su última y quizá más personal miscelánea, Pasando
a limpio, que acaba de publicar Acantilado.
Que este volumen —que aparece cuando se publican también unas memorias de Miguel Milá y un estudio sobre la sala Boccaccio y los años de la gauche divine— es el más personal de Tusquets no es un simple juicio de valor, sino la simple constatación del título, pues ‘pasar a limpio’ no significa otra cosa que volver comprensibles los apuntes personales hechos con ocasión de lecturas diversas, de viajes variopintos, de encargos profesionales o tal vez sólo de la ‘vida en general’.
Quizá por ser tan personales, los apuntes de Tusquets tienen en este libro, más que en cualquier otro del autor, una condición fragmentaria. Entre ensayos de formato más convencional, Tusquets intercala colecciones de citas agrupadas por temas, que, lejos de ensalzar sólo las opiniones de otros, son la excusa para que en ellos se luzca el ingenio propio. Así, firmando siempre ‘O. T. B.’, el autor no tiene empacho en compartir el solemne espacio de las citas con personajes afines (Federico Correa, Jorge Wagensberg, Lluís Clotet), pero también con grandes creadores de todos los tiempos, desde Alá hasta Albert Einstein. Por supuesto, el encadenamiento de estas citas —dedicadas a la belleza, la creatividad o el compromiso— está muy pensado y se sazona con verdaderos diálogos de besugos a lo Juan de Mairena, a veces muy divertidos, como el siguiente: «No es posible ir hacia delante mientras se mira hacia atrás» (Ludwig Mies van der Rohe)
—«Ilustre gilipollez» (O. T. B.).
Son muchas las gilipolleces —y no todas ilustres— desveladas por Tusquets en este libro que tiene un poco de ajuste de cuentas amable con los temas y personajes que siempre le han fascinado o repugnado. En el prólogo, O. T. B. confiesa tener 78 años, y el dato hace pensar en lo fácil que es que las manías del autor se traduzcan en simples arbitrariedades, cuando no en batallas de abuelo. Pero no ha sido el caso: en Tusquets se da siempre la voluntad de ser claro y el compromiso de intentar, cuando se puede, la justificación de las pasiones a través de las razones, que es precisamente lo que ocurre en los mejores momentos del libro. Como cuando el autor se pone a interpretar una obra tan agotada por la hermenéutica como Las Meninas. O cuando, al hilo de la pintura de Antonio López, reflexiona sobre la perspectiva lineal y sus limitaciones. O cuando, a propósito de su auditorio en Las Palmas, encadena brillantes observaciones sobre la innovación en arquitectura. O cuando valora con tino la tesis en apariencia arbitraria de que el pico de creatividad humana está en los 38 años. O cuando afirma que Benidorm —ciudad a la que ha dedicado una larga serie de óleos— «genera un excepcional buen rollo».
Cuesta imaginarse a O. T. B. tumbado bajo una sombrilla en la Playa de Levante, igual que no cuesta imaginárselo tratando con personajes brillantes o geniales; el tipo de personajes, precisamente, a los que el autor dedica en el libro una corta pero intensa galería de semblanzas donde aparece, por ejemplo, un admirable —por atrabiliario— Coderch. Todo ello antes de que Tusquets cierre Pasando a limpio poniéndose a despotricar de las «cosas que le enervan»: el carril bici, Apple, Ikea, la corrección política, los monumentos iluminados de día o, en fin, la comedia post-mortem.
Que el autor hable de lo que le gusta o no es un modo encubierto de convertirse en protagonista. En Tusquets, tal protagonismo no es un defecto, sino una virtud.
Pasando a limpio
Oscar Tusquets
Acantilado, 2019